¿Cómo empieza el VIH bucal?

El VIH bucal es una infección causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que afecta a la boca y la garganta. Esta enfermedad se transmite a través de la saliva u otros fluidos corporales infectados, generalmente durante el contacto sexual sin protección o al compartir agujas.

El VIH bucal comienza cuando el virus entra en el cuerpo a través de una mucosa oral dañada o a través de pequeñas heridas en las encías. Una vez dentro, el virus comienza a replicarse rápidamente en las células del sistema inmunológico, debilitando el sistema de defensa del organismo.

Los primeros síntomas del VIH bucal pueden incluir cambios en la apariencia de las encías, como enrojecimiento o inflamación. También pueden presentarse úlceras o lesiones en la boca que no cicatrizan, y la persona puede experimentar dolor o molestias al masticar, tragar o hablar. Estos síntomas pueden aparecer semanas o meses después de la exposición al virus.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas infectadas con VIH bucal presentan síntomas. Algunas personas pueden ser portadoras del virus y transmitirlo a otras sin darse cuenta, ya que no experimentan ningún signo visible de la infección. Por esta razón, es fundamental realizar pruebas regulares de VIH y mantener prácticas seguras para prevenir la transmisión del virus.

Si sospechas que puedes haber sido expuesto al VIH bucal, es importante que consultes a un médico de inmediato. El médico evaluará tus síntomas y te realizará pruebas específicas para confirmar la presencia del virus. Además, te brindará el asesoramiento y tratamiento adecuados para controlar la infección y proteger tu salud.

En resumen, el VIH bucal comienza cuando el virus entra en el cuerpo a través de una mucosa oral dañada o heridas en las encías. Los síntomas pueden incluir cambios en las encías, úlceras o lesiones en la boca y molestias al masticar, tragar o hablar. Sin embargo, es posible que algunas personas no presenten síntomas pero sigan siendo portadoras del virus. Por lo tanto, es crucial realizar pruebas regulares de VIH y mantener prácticas seguras para prevenir la transmisión del virus.