La radiografía es un examen de diagnóstico por imagen que utiliza rayos X para obtener una imagen de las estructuras internas del cuerpo. Cuando se utiliza para examinar el cuello, se llama radiografía cervical.

La radiografía cervical es una herramienta muy útil para diagnosticar fracturas, luxaciones o lesiones musculares en el cuello. También se utiliza para detectar la presencia de tumores o inflamaciones en las glándulas tiroides o en los ganglios linfáticos del cuello.

Antes de realizar la radiografía cervical, se suele pedir al paciente que se quite cualquier objeto que pueda interferir con la imagen, como collares o pendientes. Además, es posible que se realice una exploración clínica para detectar cualquier anomalía en la estructura del cuello.

Una vez que el paciente está preparado, se coloca en una posición determinada y se toman varias imágenes desde diferentes ángulos. El proceso completo suele durar unos pocos minutos y es completamente indoloro.